¡Hola! Me llamo Mimi.
Ella es Lulu.
Nos parecemos porque somos gemelas.
Este es nuestro hermano George.
George está en cuarto de primaria.
Antes, George jugaba con nosotras.
Pero ahora nos dice, «No quiero jugar con juguetes para bebés».
A nosotros nos gusta jugar con George pero lo entendemos.
Es un niño grande.
Tiene cosas más importantes que hacer.
Un día, cuando Lulu y yo nos despertamos, vimos algo sorprendente.
Nuestro cuarto limpio y acomodado era un desastre.
Había canicas en todo el piso.
Cuando estábamos desayunando, George se dió cuenta de que Lulu y yo no estábamos muy felices.
«¿Qué les pasa?» nos preguntó.
«Alguien desacomodó nuestro cuarto mientras dormíamos» le dije.
«Y nosotras tuvimos que limpiarlo» añadió Lulu.
George asintió con la cabeza.
«Probablemente fue el monstruo que vive en el closet» nos dijo.
A Lulu le dio miedo.
«¿De verdad hay un monstruo?» le preguntó.
«Sí» dijo George. «Sale a jugar en la noche. Eso es lo que hacen los monstruos».
Después de desayunar, Lulu y yo regresamos a nuestro cuarto.
Teníamos que hacer un plan.
Hagamos pausa y platiquemos
«A mi no me gustan los monstruos» dijo Lulu.
«No hay ningún monstruo» le contesté. «George nos quiere asustar».
«Yo creo que es Cosmo» le dije. «A los gatos les gusta jugar en la noche.»
«A lo mejor» dijo Lulu. «Pero también podría ser un monstruo.»
«Está bien» le contesté. «Tratemos de atraparlo. Con una trampa atraparemos a lo que esté causando el desorden».
«¡Sí!» dijo Lulu. «¿Pero cómo?»
«Podemos usar una trampa para ratones» le dije. «Lo atrapará de una pata».
Lulu puso una cara triste. «No quiero herir al monstruo. Pensemos en otra manera de hacerlo».
Necesitamos algo que sea lo suficientemente grande para atrapar al monstruo y lo suficientemente fuerte para sostenerlo.
¿Lo podemos atrapar en una caja?
¿Podemos hacerlo caer en un hoyo?
¿Podemos atraparlo con una red?
Hicimos dibujos de varios tipos de trampas.
Hagamos pausa y platiquemos
Buscamos alrededor de nuestra casa y encontramos cosas para construir una trampa.
Estas son algunas de las cosas que decidimos usar.
«El canasto de la ropa sucia es lo suficientemente grande para atrapar al monstruo» le dije.
«La regla puede detener el canasto» añadió Lulu.
«Al monstruo le gustan las canicas», le dije.
«¡Sí!» dijo ella. «Si ponemos canicas debajo del canasto, el monstruo va a querer agarrarlas».
«Pero ¿que hará caer el canasto?» Lulu me preguntó.
«¡Nosotros lo haremos!» le dije.
Le amarré un hilo a la regla.
«Nos quedaremos despiertas» le dije. «Cuando veamos al monstruo, jalaremos el hilo. El canasto se va a caer y atraparemos a nuestro visitante».
Así se veía nuestra trampa cuando terminamos de construirla.
Esa noche nos fuimos a dormir sosteniendo el hilo.
Esperamos que viniera el monstruo.
Pero nos quedamos dormidas.
Pongámonos de pie para movernos
Cuando nos despertamos, el canasto se había caído.
Estaba vacio.
«Oh no» dijo Lulu. «Ese monstruo sigiloso se escapó».
«Fue un buen plan» le dije. «Si solo nos hubiéramos podido quedar despiertas».
«Tengo una idea» dijo Lulu. «¡Hay que hacer que el monstruo nos despierte!»
Lulu salió corriendo y regresó con unos cascabeles en su mano.
Los mezcló entre las canicas.
Hagamos pausa y platiquemos
Esa noche, volvimos a poner nuestra trampa.
Nos fuimos a dormir sosteniendo el hilo.
Nos quedamos dormidas.
De repente, a media noche… ¡TILIN! ¡TILIN! ¡TILIN! ¡TILIN! ¡TILIN! ¡TILIN!
Los cascabeles hacían ruido.
¡Alguien estaba en nuestro cuarto!
Prendí la luz.
¡Ahí estaba George sosteniendo canicas y cascabeles en su mano!
«No era un monstruo, ¡eras tú!» gritó Lulu.
George bajó la cabeza.
«No hay un monstruo en el closet» nos dijo.
«Tú dijiste que nuestros juguetes eran para bebés» le dije.
“«Me equivoqué» dijo George. «Me sigue gustando jugar con ellos.» /p>
Ahora George, Lulu, y yo jugamos juntos.
Y es muy bueno saber que no hay un monstruo en el closet.
FIN
